La historia contada a través de anécdotas

Javier Sanz se describe a sí mismo como viajero empedernido, apasionado de la historia y amante de la naturaleza. Su pasión por la historia le ha llevado a crear un blog muy especial, Historias de la Historia, y a escribir el libro “Nunca me aprendí la lista de los reyes godos”, que ya va por la segunda edición.

En su entrevista Miguel Nonay nos recomendó hablar con Javier por cómo cuenta la historia de una manera diferente.

¿Cómo se despierta tu pasión por la historia?

En el colegio no. Yo, como muchos, la historia en el colegio, más que disfrutarla, la sufrí. A mí me ha gustado siempre mucho leer pero si tengo que hablar de quién despertó este interés por la historia, tengo que hablar Juan Antonio Cebrián con su programa “La rosa de los vientos” en Onda Cero. Él, de alguna forma, me hizo dar ese salto de la afición a la pasión. Hay muchos escritores como Jesús Sánchez Adalid o Juan Eslava Galán pero Juan Antonio Cebrián siempre ha sido mi referente por cómo contaba la historia de otra forma, de forma creíble y fácil.

¿Y cómo comienza la aventura de Historias de la Historia?

Antes de ser un blog, era una página web estática en la que hacía pequeñas entrevistas a escritores, historiadores… y luego me mandaban libros, me los leía y hacía reseñas. Pero claro, leerte un libro y hacer una reseña, te quita mucho tiempo y además no haces nada diferente. Es más, pensaba que había mucha gente que lo hacía mucho mejor que yo. Entonces un día dije: “hasta aquí, se convierte en un blog y le doy la vuelta”.

¿Y qué marcó ese momento?

Fue a raíz de que escuché una historia de la batalla de Trafalgar sobre un barco varado al que no podían llegar desde tierra. Entonces había un cerdo en ese barco y decidieron tirarlo atado con una maroma a la pata. El cerdo nadando, que tampoco sabía que los cerdos nadaban, llegó hasta la orilla y a través de esa maroma que habían atado, consiguieron rescatar a los marineros que se habían quedado varados en el barco. Esa historia fue un poco la que me dio la clave de decir: “ya sé lo que quiero hacer”. Pero no fue algo de la noche a la mañana. Al final encontré la manera de conectar con la gente contando la historia a través de pequeñas historias y anécdotas.

¿De dónde te nutres?

Yo antes llevaba siempre una libreta pequeñita y cualquier cosa que oía, leía o escuchaba, la anotaba y luego iba a casa y buscaba en internet y en libros. Tengo la casa llena de libros por todos los sitios. Entonces tiraba de ahí para ver si salía algo que resultase curioso. Desecho el 90% de las cosas. Ahora he dejado la libreta y llevo el Smartphone y voy  anotando ahí. Es buscar algo diferente o incluso darle la vuelta a algo. Al final consiste en no contar lo de siempre, darle una vuelta de tuerca. Eso es lo difícil y complicado.

¿Y la gente te propone historias?

Sí, lo bueno es cuando llegas a un punto en el que ya es la gente la que te propone historias. La idea, que es lo principal de todo, te las proporcionan ellos pero luego tú tienes que darle forma. Por ejemplo, tengo un amigo que está en Dinamarca y me proporciona muchos datos de ahí. Luego también tengo un amigo que es un apasionado de Roma y también me proporciona historias. Y tengo un amigo argentino, que no le he visto nunca, que estudiaba Historia en España y por tema de crisis aquí no encontraba trabajo y regresó a Argentina y trabaja ahí en un instituto. Cuando empezó él nunca había dado clases y no sabía cómo hacerlo. Entonces llegó ahí y empezó a soltar una retahíla de historias de las que había publicado yo y desde aquel día le llaman el “cuentos”. Dice que los alumnos están entusiasmados, que los propios alumnos van y le cuentan que han encontrado historias para que me las cuente a mí y las publique. Eso cuando me llega a mí…

Cuentas entonces con muchos colaboradores…

Sí, por ejemplo tengo un amigo en argentina, al que tampoco conozco,  que se llama Xurso. Es un tío espectacular. Me ayuda con las ilustraciones. Cualquier idea que le mandó, la devuelve mejor de lo que yo me había imaginado.

¿Qué historia de las que has descubierto te ha llamado más la atención?

Una que dije: “no me lo puedo creer”. Es la historia de un lepero que fue rey de Inglaterra durante un día. Esta la cuentas y la gente piensa que es un chiste, pero no, es una historia real. Le llamaba Juan de Lepe y llegó a la corte de Enrique VII en Inglaterra y no sé cómo ni por qué se hizo amiguete del rey, una especia de amigo bufón, que compartía las veladas con él, jugaban a las cartas, al ajedrez, se jugaban alguna moneda… Un día el rey vacilando le propuso jugarse el trono de Inglaterra, primero por un año pero vio que el otro era buen jugador y al final se lo jugó por un día. Juan de Lepe ganó y fue durante un día rey de Inglaterra. Le llamaron The litte King, el pequeño rey. Ese día, como buen español, montó una fiesta por todo lo alto y se llenó bien los bolsillos. Cuando murió Enrique VII, llegó Enrique VIII y viendo las pulgas que tenía ese rey decidió poner tierra y mar de por medio y regresó a Lepe. Cuando falleció dejó parte de su riqueza a un convento que había en Lepe a cambio de que en su lápida se garbase que había sido rey de Inglaterra por un día. Esa lápida lógicamente no existe, pero un monje en el siglo XVI escribió un libro en el que decía que él había visto una lápida en la que se contaba todo esto. Entonces la única referencia que hay es ese libro escrito en el siglo XVII por un monje. Y casualidades de la vida en el año 2010 en Lepe se hizo una exposición y apareció la corona de Enrique VII. Eso le da más veracidad todavía a esta historia.

Javier Sanz- http://historiasdelahistoria.com- @jsanz