Jorge Asín es actor. Actualmente trabaja en el programa “Oregón Televisión”, uno de los más populares de la televisión autonómica.

Pepín Banzo en su entrevista nos recomendó hablar con Jorge por su arte a la hora de interpretar todo tipo de personajes.

¿Cuándo comienza tu interés por la interpretación?

Me gustaba desde pequeñito. Me acuerdo que de pequeño jugaba a ser actor. Lo que pasa que no es fácil ser actor en Aragón porque no hay una escuela superior en la que estudiar, hay una Escuela Municipal pero no estudios superiores. Yo estuve trabajando en la construcción durante diez años y cuando me lo pensé, decidí romper con todo y meterme a la Escuela Municipal de Teatro y no he parado de trabajar.

¿Por qué tomas esa decisión?

Fue una decisión muy vital. Yo en ese momento tenía 28 años y me di cuenta que tenía que pensar si quería seguir viviendo así o si quería intentar por lo menos cumplir el sueño. Entonces pues me decanté por lo segundo. Y la verdad es que ha salido bien, estoy muy contento.

¿Te viene de genética?

Mi padre había hecho teatro cuando había sido jovencito, lo que pasa es que mi padre trabajaba en el Banco Central y dejó el teatro y decidió seguir con su trabajo. Tengo una pequeña relación con José María Forqué, era primo hermano de mi padre, estaban muy unidos. No sé hasta que punto todo esto eso me pudo influir en mi decisión…

¿Y qué te dicen en casa cuando tomas esta decisión?

Mi padre ya había fallecido cuando decido ser actor. A mi madre le preocupó mucho, bueno, todavía le preocupa. Cada vez que me ve siempre me pregunta si ahorro. Pero claro yo cuando tomé esta decisión tenía 28 años y ya poco me podía decir. No podía hacer nada… pero sí que le di un buen susto. Pero bueno como he tenido trabajo siempre, pues eso relaja la cosa.

Pero no es un trabajo muy estable, ¿no?

No es una profesión estable, pero es verdad que yo he tenido mucha suerte porque no he parado. Muchas noches, me despierto, me desvelo y digo “¿yo que estoy haciendo?”, pero luego se me pasa. Cuando no he tenido nada, me lo he hecho yo. Antes que estar esperando a que te llamen por teléfono… Además, también escribo guiones y eso es una faceta que me ha ayudado a poner en marcha la otra, se retroalimentan. Entonces si no actúo, siempre puedo hacer guiones, prepararme monólogos. Lo importante es no parar.

Dices que no has parado, ¿qué pasó cuando saliste de la Escuela de Teatro?

Yo antes de meterme en la escuela empecé a hacer teatro para niños con una compañía de aquí que se llamaba “La Carrucha” y con esa compañía hice mis primeros bolos. Eso me sirvió para conocer el mundo del teatro. Cuando terminé la escuela de teatro me presenté al casting de una compañía que se llamaba “Los Mcclown” y me cogieron. En esa compañía también trabajaba Marisol Aznar y ella me dijo que me presentara a “Que viene el lobo” porque como Coronas se va a Madrid necesitan sustituto. Me presenté al casting y me cogieron. Mientras tanto hacía monólogos por los bares para sacarme el jornal.

¿Qué es lo que más te apasiona de tu profesión?

Lo más chulo que tiene la interpretación es el juego. Tienes la posibilidad de ser cuarenta mil cosas y meterte en la piel de cuarenta mil personas. Eso es lo que más me gusta a mí. Como decía, de pequeño jugaba a ser actor y al final, sigo jugando. Además interpetar te ofrece la perspectiva de otras mentalidades. Si haces de Hitler no es que lo vayas a entender pero sí vas a conocer su persona. Para ello, es muy importante el estudio. Para un actor es fundamental leer, sobre todo historia, porque es muy probable que te toque hacer algún personaje histórico. Eso te ofrece la posibilidad de culturizarte. Yo creo que por eso a los actores nos gusta tanto nuestra profesión, porque es un continuo alimento cultural e intelectual que te ayuda a seguir adelante, a pesar de la locura de oficio que es.

¿Cuál ha sido el papel que más te ha marcado?

No te sabría decir… Quizá un papel que hice en un cortometraje que se llamaba “Habla” que era de un maltratador. Lo pasé realmente mal haciendo ese personaje. Lo pasé mal por meterme en ese papel y sobre todo, porque había secuencias que había que pegar de verdad y era un poco complicado. Tal vez sea ese el personaje que más me ha marcado. Siempre tienes que tener presente que es un juego, si no te puedes volver loco. Yo creo que es más divertido y más saludable jugar. Pero para que eso resulte creíble tienes que jugar muy bien.

¿Y cómo te preparas un papel para que resulte creíble?

A la hora de preparar un papel depende mucho si es para teatro o para tele. El proceso de encontrar un personaje en teatro es mucho más largo. Lleva dos o tres meses de ensayo y luego ese personaje, aunque siempre sea el mismo el todos los bolos, va creciendo porque te coge el a ti y tú a él. En el cine o la televisión, los personajes los haces y se caen, ya no vuelves a estar con él, tal vez en una serie de ficción sí, pero aún con todo son personajes estancos, son como son. Además, en el teatro te influye el público, lo condiciona todo porque sin público no hay teatro. Hay una comunicación entre el público y tú. En lo audiovisual es todo mucho más inmediato. El proceso de estudio es el mismo en los dos casos pero requiere otro tipo de trabajo. En lo audiovisual tienes que esperar mucho tiempo entre que se monta todo y cuando te pones a grabar ha pasado media mañana y si en ese rato te relejas demasiado, cuando te toca hacer la toma, si no estás en tensión y concentrado, no te va a salir bien. Es un poco agotador.

Agotador pero gratificante…

Sí. Lo bueno de la televisión es que te conoce mucha gente. También me ha servido para aprender a trabajar con esa inmediatez. La televisión te obliga a estar más espabilado, a estudiar más rápido y eso te viene muy bien. Y también me ha aportado otra cosa, que es que a nivel de guionista me ha dado tablas, llevo ocho años haciendo guiones.

¿Por qué también guionista?

También soy guionista porque vino dado así. Básicamente fue por obligación pero me ha venido muy bien. No me quedó  más remedio porque en “Que viene el lobo” tenía que escribir los guiones con Marisol y ha sucedido lo mismo en todos los programas y entonces pues me tocó aprender. Además Marisol y yo nos comunicamos muy bien y eso ayuda mucho. Es una cosa que me cuesta muchísimo. Así como interpretar me encanta, me cuesta mucho ponerme a escribir guiones. Ser gracioso constantemente es complicado. Pasa una cosa con el humor. Así como con el drama o la tragedia somos más compasivos como espectadores, con el humor si no te gusta hasta te pones de mal genio, no tienes ningún tipo de compasión. Es mucho más duro porque exige más.  Tienes que estar muy fino. Aunque claro, tampoco puedes gustar a todo el mundo.

Jorge Asínhttps://twitter.com/AsinJastark