Entrevista a Silvia Estarreado

“Yo nací como payasa hace unos siete años, para mí fue una transformación muy potente.” Así comienza Silvia a introducirnos en el mundo Clown, un mundo mucho más profundo que lo que a veces entendemos por payaso.

¿En qué consiste el clown y que te lleva a él?

He hecho otras cosas a nivel de expresión artística, y danza, biodanza. Todo son herramientas que me han dado mucho, pero el clown ha sido una vuelta de tuerca, como si a todo le dieses un punto de autenticidad que en otros espacios no encuentro de esta forma tan espontánea y tan auténtica, que te conecta tanto con la ternura, con el amor y cosas positivas que el payaso ya las tiene por definición.
Lo que llaman el estado clown para mí es un estado de presencia, de estar por encima del ego. Me sirvió tanto a nivel personal, que lo trasladé. Yo trabajaba como educadora social y empecé a formarme y a hacer cursos y formación y decidí que quería transmitir esto a otras personas.
Lo primero que hice fue hace tres años con Proyecto Hombre. Era la primera vez que me enfrentaba a un grupo, hasta entonces nunca lo había hecho y además con personas que tenían unas ciertas dificultades en ese momento en la vida. Luego resulto que precisamente por esas dificultades eran los que más aprovechaban y se beneficiaban de ese estado. Luego ya empecé a hacer grupos y lo transmito a la gente.

El estado clown te da una identidad tuya más en equilibrio. Empezamos con una sesión de teatro e improvisación, luego una sesión para eliminar máscaras o lo que ya no nos sirve de nosotros. Luego hacemos una sesión para que nazca nuestro payaso, una sesión que yo diseñé para darle mucha presencia al payaso, toda su vida. Cuando llega su nombre, hago un bautizo, mando a un payaso a bautizarles. Es una nueva vida, como una mirada desde el payaso. Y esto nos da una identidad más sana de nosotros mismos.

Este año he hecho un grupo de profundización, con el que hacemos cosas muy chulas como danza desde el payaso o teatro de improvisación desde el payaso. Pasan cosas muy curiosas, desde el payaso se vive la vida de otra manera, es como si no tuviera el histórico de creencias que a todas las personas les limita. Es todo muy inmediato, todo lo que sentimos lo llevamos a la acción y es un estado de mucha liberación. Así pasan cosas muy transformadoras para el resto de personas y para mí.

En los talleres se conecta con el estado de presencia y no juicio. La parte terapéutica que tiene el payaso es porque todo lo que para nosotros es una limitación como personas es para el payaso su mayor herramienta de acercarse a los demás. Es un estado de mucho permiso donde te dejas que salgan de ti cosas que están bloqueadas o que has juzgado y de ahí las sanas. Es como pasar de la sombra a la luz.
El payaso es algo de tanta intensidad porque el payaso se emociona con todo, es cómo volver a conectar con la infancia. Todo el bagaje de la persona te ayuda a que el payaso te de información de ti mismo.

Yo vi la parte terapéutica desde el primer momento que me puse la nariz, para mí fue una transformación. A todo el mundo no le va a servir esta vía, cada uno tiene que encontrar la suya. Hay una cosas que asusta mucho, es la pérdida de control, la pérdida de control a nivel mental. Ahí la mente no está tan alerta, porque tu estado no te lo permite, es todo más improvisación. Yo trabajo todo desde la improvisación tanto la danza, como el teatro, como el clown.

Viene gente a los cursos que es muy cerebral y me preguntan “pero ¿cómo voy a estar haciendo lo que quiero sin que la cabeza me lo limite?” En los ejercicios como todo es improvisación, llega un momento que es que no da tiempo a la mente a estar en la acción. Ese estado de liberación, de permiso, de pérdida de control nos lleva a conectar con lo que hay en nosotros, a poder verlo y a poder acogerlo. Esto es superterapéutico, poder coger partes de ti que de por sí tu rechazas.

¿No resulta algo infantil?

Del término del payaso al clown hay diferencia. El payaso es el estereotipo de payaso de circo, cuyo sentido es hacer reír y de entretener. Jesús Jara, que para mí es uno de los mejores, tiene su escuela de payasos y es un gran payaso. Jesús escribió “El Clown, un navegante de las emociones” desde aquí se ve el trabajo que lleva el payaso para conectar con nuestra parte emocional.

Un payaso nunca intenta hacer reír. La lógica del payaso es distinta a la que tiene la persona, ese choque entre una lógica y la otra es lo que hace reír. Lo que intenta es compartir sus emociones.

¿Cómo se llega a ser payaso?

Yo empecé en unas jornadas de expresión artística en Viznar, Granada, que para mí fueron una revolución. Para mí lo artístico tiene que llevarte a tener más consciencia de ti mismo. En estas jornadas se hacía de todo, clown, danza, teatro, todo lo que tiene que ver con la expresión artística y yo hasta entonces no había hecho nada y admiraba a la gente que las hacía. Fui allí y para mí fue como estar en casa, me dije “este es mi sitio”.
A través de las jornadas empecé a ponerme en contacto con profesionales que habían estado allí y que eran de lo mejor. Así he ido haciendo cursos, de danzaterapia, de biodanza y muchos cursos de clown y de teatro e improvisación. Todo lo que para mí es expresión artística a través de la improvisación y con fin terapéutico.

Ya nació mi payasa con los cursos de clown. Luego pensé que esto primero lo voy a llevar a mi vida y luego fui diciendo poco a poco esto hay que compartirlo.

¿Y cómo fue el salto a compartir tu payasa con los demás?

Cuando trabajaba como educadora social me di cuenta de la necesidad de compartir con los chavales, pero ahí tenía algunas limitaciones por el trabajo. En los talleres que les llamo “Principiarte”, porque es como un principio del arte, al principio les llamo “Educación emocional a través de la expresión artística” es como unir esa parte de educadora con lo artístico.

¿Cómo usas a tu payasa en la vida personal?

Cuando ya tienes a tu payaso con identidad, la mía se llama Chiquitita, llega un momento que el payaso se permite cosas que tú no te permites, se las permite él por ti. Una de las personas que vino al curso el año pasado me dijo que parecía una posesión, como si el payaso te poseyese. Y te posee, parece que ese estado puede con tus limitaciones racionales. Yo cuando tengo situaciones en mi vida que no se resolver o llamo a Chiquitina y ella me da una mejor solución o a veces ella ya de repente ya aparece. Cuando me atasco, y estoy con el ego, con el orgullo, viene Chiquitina que es una parte conectada con emociones más profundas y dice que por ahí no pasa, “Si no lo haces tú lo hago yo”.

Estuve en unos talleres donde la persona que los llevaba era un referente y me invitó a hacer una demostración de algo de danza. Había personas que yo no sabía que les podía parecer, porque era improvisado y parecería que quería ser protagonista. Y vino Chiquitina y dijo “O sales tu o salgo yo”. Si ella sale que al final soy yo, pues voy y vas. Te empuja a hacer cosas que te de otra forma no haces porque te limitas.

¿Para qué tipo de personas está dirigido?

Yo creo que va bien para todo el mundo, pero tienes que sentir que esto te va a ayudar. El clown es un estado desinhibido total. El estado clown es un estado de desnudez a nivel emocional que no todo el mundo está preparado. Hay ejercicios en los que tú estás mostrándote tal cual constantemente y n o hay pose ni hay máscara. Entonces no todo el mundo se lo permite o está preparado, pero si se lo permite, vale para todos.
Y cuanto más cohibido estás, mejor porque más vas a notar esa diferencia. Hay gente que tiene ese estado mucho más cerca porque es más espontánea.

¿Hay un proceso?

Yo intento que se haga un proceso, no vale que se ponga la nariz y punto. Ahora hago talleres intensivos para la gente que no ha hecho. Y es que se de gente que ha ido a talleres donde le han dado la nariz y le han dicho que sea auténtico. Si nos pasamos la vida poniendo máscaras, de repente porque te pongas una nariz no vas a ser auténtico. Por eso quiero que sea de forma progresiva.

No es un poco contradictorio, ¿el payaso no se esconde detrás de la nariz?

Efectivamente, si el payaso no lo llevas a la autenticidad, es esconderse detrás de algo para no ser auténtico. Precisamente es ponerte otra máscara.

La nariz del payaso es la máscara más pequeña que existe en el mundo. Y es la máscara que te ayuda a salir de tus máscaras.
Se trata de que veas tu luz, pero yo intento que también vean sus sombras, para que puedan ver mejor su luz. Es una manera de conocerte a ti mismo y disfrutar.

¿Se puede vivir de esto?

Eso espero, yo la verdad que llevo poquito tiempo y estoy contenta porque las cosas van bien. Se empieza a ver por el boca a boca porque la gente lo va recomendando.

¿Lo compaginas con algún otro tipo de actividad?

Como Chiqitina para mí ha sido una revolución, creamos un grupo de clown con unas compañeras, ahora nos hemos quedado dos. Es un dúo que se llama Comando Clownies hacemos todo enfocado desde el punto de vista terapéutico. Empezamos de forma reivindicativa, empezamos a ir a las manifestaciones con las payasas. ¿Qué le trae a la persona que te está viendo? Es como un arquetipo. A la persona que te ve le trae como una serie de connotaciones que le permite acercarse a ti de otra manera.

Cuando termino los cursos, lo que hago es salir con la gente a la calle sin que nos esperen a los payasos. Así tú sales de tus rutinas y los demás también lo hacen, la gente se pone a bailar, se emocionan.

Con los policías en las manifestaciones, nos hemos acercado y cosas que no permitirían a otras personas, al payaso sí que se le permite.

¿Tendréis que caracterizaros para que os puedan identificar?

Tu payaso acaba teniendo su propio vestuario porque él lo decide. No solamente la voz del payaso tiene que ser auténtica y que se identifique con su voz, aquí todo tiene que ser auténtico. El payaso va necesitando sentir como él se viste, como él quiere mostrarse.

Tenemos un vestuario tremendo porque además el vestuario del payaso va evolucionando conforme el payaso va evolucionando.

¿Se siente satisfacción personal al compartirlo?

Disfrutamos muchísimo de nuestra actividad. La mayor parte de las actividades se hacen de forma altruista y la gente lo agradece. Lo vivimos tanto que lo hacemos porque lo disfrutamos y le vemos un sentido de cara a los demás.

¿Existe una titulación oficial?

Existe un título que se obtiene en Madrid, que yo no tengo y mi compañera si de Clown Terapia. Yo como lo mezclo mucho con la danza, donde más me formo es allí: danzaterapia, biodanza, teatro e improvisación.
Yo creo que como es un campo muy abierto, cada uno tiene que darle su propio enfoque, y desde la propia vivencia de cada uno.

Proyectos realizados y futuros

La semana cultural de algún colegio, de asociaciones para hacer presentaciones o para cuentacuentos, con la Fundación del Tranvía para un tema de violencia de género. Tanto por la parte más educativa como más asociativa. Proyecto Hombre. , Aldeas infantiles. Asociaciones culturales, asociaciones de barrios. Talleres sobre cosas como La menstruación y la feminidad en La Natural . Y proyectos de Danza y Clown con una compañera de Danza Terapia para trabajar con niños de primaria.

Un poco con lo que va saliendo. Y todo lo que tiene que ver con tener más consciencia.

¿Algo curioso que os haya pasado?

Nos dio por entrar de payasas a la Basílica del Pilar, y la primera persona que nos vio no nos dejó entrar porque no era serio. Pero nosotras les explicamos lo serie que para nosotras es ser payasas, y al final nos entendió y nos dejó entrar. Vio como otro sentido, es que nos dicen que hay que estar desde el amor, la comunión, el compartir y las payasas decían “Es lo que estamos haciendo nosotras” Para nosotras fue muy chulo ver la basílica desde los ojos de las payasas.

 

Silvia Estarreado – http://www. principiarte.org/