Antón Castro es periodista en Heraldo de Aragón. Su labor de difusión de la cultura a lo largo de su trayectoria profesional le ha llevado a ser Premio Nacional de Periodismo Cultural 2013.

Pablo Ferrer en su entrevista nos recomendó hablar con Antón por su arte en comunicación cultura y por su capacidad a a la hora de desarrollar proyectos muy diversos.

¿Cómo te definirías?

Soy un poco hiperactivo. Me gustan muchas cosas. Lo que hago es contagiar cosas que me emocionan, contar cosas que otros hacen. Me gusta más hablar de los demás que hablar de mí. Creo que la vida es buena porque se puede compartir. A mí me gustan los seres humanos como son. Soy una persona muy sencilla y soy un poco friki porque me gusta contar, me gusta oír, me interesa todo, soy un punto sentimental, un punto romántico…

¿Cómo comienza tu pasión por el periodismo?

A mi contar cosas me encanta, el periodismo ha sido para mí una pasión, un vicio. Esta pasión aparece desde que empiezo en el año 87 como periodista en “El Día de Aragón”. El periodismo crea adicción, el conocimiento crea adicción. Cuanto más sabes más te das cuenta de que sabes menos. Cuando te parece que eres muy bueno llega otra persona y hace algo mejor. Lo más bonito es que todo el mundo te está dando siempre pequeñas lecciones y es un oficio donde tienes que estar todo el día dando lo mejor que ti mismo, y esto supone no sólo tener oficio sino tener una entrega, tener inquietud por mejorar, si no, no funciona. Para el mí el conocimiento es una espiral infinita, lo único que haces es que cada vez una cosa te lleva a otro sitio y tienes que parar porque si no… A mí, a veces, las ganas de conocer me producen estrés.

A lo largo de tu trayectoria, ¿qué personas te han marcado?

Hay mucha gente. Decir la gente que ha llamado mi atención sería imposible. Estoy todo el rato conociendo buena gente. Encuentro sobre todo emociones en la gente que se apasiona por lo que hace, que palpita, que se emociona con lo que hace. No hace falta que sea lo más grande del mundo. Yo siempre que puedo estoy cerca de la gente pequeña. Sobre las que llaman la atención en sentido negativo pues no merece la pena hablar… Además yo trato igual a todo el mundo. Creo que la educación es básica. Al rencor le dedico tres segundos en mi vida, no merece la pena…

¿Cómo consigues que la gente te cuente sus experiencias?

Primero quieres arrancarles el corazón, quieres arrancarles sus pulsiones y luego tienes que hacer un segundo trabajo, saberlo plasmar. Conseguirlo depende de la persona. No es lo mismo si aquí te viene un señor que tiene ocho entrevistas seguidas, aunque tú tengas todo el entusiasmo del mundo tú lo tienes que seducir de nuevo porque la gente ya pone una cosa que es el piloto automático, entonces hay que sacarlo de ahí y darle la vuelta a todo. Además llega un momento que para protegerse cuenta las siete cosas que quiere, también es verdad que es difícil tener siete discursos distintos. Pero en general, hay gente muy apasionada, gente con la que sintonizas muy bien y te cuenta las cosas con mucho cariño y luego hay gente más fría… y no olvidemos que no todo el mundo comunica igual.

¿Cómo compaginas tu ajetreada vida con tu vida personal?

Todo lo que hago es porque mi mujer dedica mucho tiempo a todo. Lo más gracioso que he hecho por la familia ha sido ser el entrenador de fútbol de mis hijos. Yo tengo dos hijos que son futbolistas y entonces de repente un día me llaman para ser entrenador del equipo de mis hijos. He estado un año y medio entrenando al equipo de mis hijos. Era como una paternidad global.

Antón Castrohttp://antoncastro.blogia.com/ – http://www.heraldo.es/