Choni Naudín se dedica a hacer encuadernaciones muy especiales en el estudio que tiene junto con Rubén Rodríguez.
José Orna en su entrevista nos recomendó hablar con Choni por su arte a la hora de encuadernar con todo tipo de materiales.
¿A qué os dedicáis en el estudio?
Somos un taller de encuadernación y diseño del libro. Creemos que el libro simplemente no se tiene que diferenciar por ser de tapa dura o de tapa blanda, que es lo que estamos acostumbrados a ver en las librerías, sino que siempre puedes ir más allá. ¡Hay un montón de tipos de encuadernación! Además hay también muchísimos materiales para encuadernar un libro. Intentamos que el libro sea único. A veces te vienen con materiales de lo más variopinto: el chaleco de un novio, trozos de árbol, cristal, piedras… Te traen de todo. Cuando son tiradas más cortitas puedes hacer todo tipo de locuras pero cuando ya son tiradas más grandes juegas con acabados. Intentamos siempre salirnos de lo tradicional.
¿Cómo comienza tu pasión por la encuadernación?
A mí me dieron una beca para irme a Urbino (Italia) y ahí te enseñaban un montón de cosas pero había una parte del libro donde nos enseñaban a encuadernar. Para eso mí fue como maravilloso, se me abrió un mundo. Después de Italia llegué a aquí y no encontré nada parecido. Entonces empecé como una ratilla de biblioteca a buscar sobre el tema hasta que encontré una escuela maravillosa, que se llama Escuela Tedea, y empecé ahí. Estuve unos siete años y siempre lo compaginé con otros talleres fuera de Zaragoza. Todo lo que yo encontraba de encuadernación ahí que iba porque estudios oficiales sólo hay en Barcelona pero yo estaba estudiando diseño gráfico y quería terminarlo. Además haber estudiado diseño quizá me he ayudado a lo que podemos ofrecer porque he podido tocar todas las secciones de un libro y sé hasta dónde se llegar. Aunque fíjate, yo quería hacer psicología pero no podía salir de Zaragoza entonces lo que más me atraía era el diseño gráfico, que en esos momentos era como lo más innovador. Y me decanté por eso.
¿Por qué decidís montar este estudio?
Ha sido todo muy despacito. Yo soy muy lanzada pero necesito dar pasos como muy afirmados. Después de acabar los estudios estuve un poco de diseñadora, después trabajé en una imprenta porque como diseñadora exclusivamente no quería trabajar porque eran muchas horas sentada y no me gustaba. En la imprenta aprendí muchísimo, estuve unos seis años, lo que pasa es que por circunstancias de la vida tuve que tomar otro rumbo. Yo paralelamente siempre he tenido un tallercito pero era sólo de uso personal, pero después de la imprenta dije “¿y por qué no?”. Después de analizar, hice un montón de cursos de emprendedores y nos lanzamos. La verdad es que fue fácil porque yo llevaba toda la vida ahorrando para comprar material, maquinarias… entonces el taller como tal ya lo tenía montado, de manera altruista pero tenía ya todo. El mayor paso fue dedicarnos exclusivamente a esto, pasamos de San José al local al que estamos ahora. Esto ya era más serio porque sólo tenía este ingreso y era lo que me iba a marcar, la sorpresa es que ha ido muy bien. La gente nos busca incluso para pedirnos consejo. ¡Es maravilloso!
¿Qué es lo que más os encargan?
Los que más hacemos son piezas únicas. Sobre todo nos encargan muchos álbumes de boda. Cuando la gente ve que puede hacer de todo se quedan encantados: meter un trozo de su vestido, de la enagua… También hacemos muchos libros de firmas. Para el día de la madre nos han venido muchos padres para forrar los libros con dibujos de sus hijos. Es un mundo muy abierto. Te traen de todo: piruletas, caramelos… Tiradas más amplias hacemos pocas porque claro para nosotros 200 libros es mucha cantidad, hacemos tiradas de 150 pero ya te digo, pocas veces.
¿Qué es lo más curioso que os han encargado?
Quizás lo más curioso para mí fue que había unos chicos que hacían mucha montaña y querían un álbum de fotos y les dije que en el último viaje que hicieran a la montaña cogieran todo lo que quisieran. Entonces ellos me vinieron con hojas, flores… y yo les pregunté que si no habían encontrado algo más y se miraban como asustados. Habían encontrado un trozo de corcho muy gordo que llevaba hasta moho. A mí me pareció fascinante porque la tapa quedó gordita y era muy real, ¡eso me encantó!
Al final son libros muy delicados, ¿no?
Depende. Es ahí donde tienes que saber diferenciar qué material escoger porque hay cosas que son más delicadas y hay que cuidarlas más.
Dices que os ha ido muy bien, ¿cómo habéis conseguido que os conozca la gente?
La gente nos conoce sobre todo por el boca a boca. No hacemos nada de publicidad. Y también nos conocen porque estamos muy bien posicionados en internet. La gente que hace encuadernación en Zaragoza se está posicionando ahora y nosotros hemos sabido canalizar esto bien. Ahora nuestro objetivo más próximo es la venta online. Nosotros nos sentamos con el cliente y le aconsejamos, eso es maravilloso pero si estás produciendo no puedes pararte todo el rato. Lo que queremos es conseguir concertar citas para poder combinar la producción con el trato personalizado.
¿Tenéis mucha competencia?
Sí que hay competencia pero no te asusta, al revés. Yo trabajo con encuadernadores de aquí y eso incluso te hace fuerte. Si tenemos que derivar, derivamos. Además nos ayudamos entre nosotros, porque si estas sólo no ves nada más.
Choni Naudín – http://www.estudioductus.com/