Ingrid Magrinyà se dedica fundamentalmente a la danza, y también a las artes escénicas en diferentes disciplinas: al teatro, al arte contemporáneo y la coreografía.

Miguel Ángel Ortiz Albero en su entrevista nos recomendó hablar con Ingrid por su arte en la danza.

¿Cómo comenzaste en la danza?

Yo tenía un tío-abuelo, famoso bailarín. Y comencé a bailar con un discípulo suyo en Ibiza. Cuando llegó el momento de seguir con la danza, yo quería ir a Barcelona y él me dijo que no, que viniera a Zaragoza. Por él me vine aquí. Empecé con María de Ávila, su pareja de baile durante 10 años en el Liceo en Barcelona.

 

artinCom entrevista Ingrid Magrinyà

 

Empecé con el clásico puro y luego ya empecé con el contemporáneo con una profesora que vino, Myriam Agar. Ella me introdujo en el contemporáneo y a través de ella entré en otros circuitos más contemporáneos. Y así empezó todo.

¿ Entonces es un poco tradición familiar?

Yo empecé a bailar cuando era pequeña, sin saber quién era mi tío-abuelo, yo bailo desde que tengo uso de razón. Y cuando vine a Zaragoza fue muy natural.

¿ Cómo resultó el cambio de Ibiza a Zaragoza?

Luego fue durillo. Me vine sola y estaba todo el día bailando y tenía el instituto por la noche. Era una locura. Fue duro el aprendizaje y la disciplina. Pero tengo que decir que en la ciudad siempre me he sentido muy bien, de hecho vivo aquí.

Pero los artistas siempre estáis con la maleta hecha ¿no?

Si eres bailarín más. La danza todavía es más complicada. No hay un tejido de compañías y profesionales. Somos pocos y vamos cada uno de forma independiente. En Barcelona o Madrid hay una red, hay asociaciones de profesionales y compañías. Aquí las que ha habido han tenido que dejarlo.

¿Y cómo fue el paso a la vida profesional?

Yo venía para hacer ballet clásico, pero yo no tuve la suerte de ir directamente a una compañía clásica. Y a la vez descubrí el mundo del contemporáneo, vi un mundo que ofrecía muchas otras salidas y que era una oportunidad. Vi que aquí por lo menos era una oportunidad, de las pocas que había. El ballet de Zaragoza desapareció y España no había clásicos.

Yo en lo profesional empecé como freelance, empecé a hacer proyectos distintos. Primero hacía pequeñas cosas, luego era ir un mes a trabajar fuera y luego estrenar. Fui enganchando distintos proyectos con distintas compañías y hasta ahora.

¿Qué tipo de proyectos son los que más te gustan?

Lo ideal es poder estar en un proceso creativo de trabajo un mínimo de tres meses con una compañía, con más bailarines, con gente. El que ahora como no hay dinero son todos producciones más pequeñas o tríos o dúos. Estar en una producción con ocho personas es ahora muy difícil en España porque no hay apoyo a una compañía. Las hay, pero son las menos. Ahora se trabaja sin tiempo y sin contacto humano porque no hay presupuesto.

¿Cómo funciona? ¿Te llaman para un proyecto o tú planteas un proyecto?

La opción en la que se abre una audición para un proyecto determinado para una compañía determinada. Entonces tú te presentas a la audición y te cogen o no te cogen.

La otra forma es que con el tiempo conoces a gente, vas teniendo contactos, gente con la que te gustaría trabajar. Y se crean proyectos que empiezan así juntándote un músico y un bailarín y decidir que vamos a hacer algo. O por ejemplo con Miguel Ángel tenemos un proyecto que le encargaron a él y decidió juntarse con un compositor y una bailarina. O para verano a mí me encargaron un solo de danza para festivales que se hacen en la calle. O compañías que ya te conocen que te llaman a ver si estás disponible para un proyecto en concreto.

También doy clases, doy poquitas, pero hasta ahora tampoco era mi proyecto, ni tenía tiempo. Desde hace dos años doy a dos grupos en el Teatro de las esquinas y en la escuela de Antonio Almenara. La formación requiere tiempo y energía, si estas bailando, actuando y moviéndote es muy difícil llevar un grupo, es complicada la organización porque yo por ejemplo estoy cada semana en un sitio.

¿Qué inconvenientes ves al mundo de la danza?

No tienes un futuro inmediato ni a medio plazo, ni el plano económico, ni en el personal. No puedes planificar. Tiene que ser todo muy inmediato. Así que afecta a la estabilidad.

Yo hasta ahora no me he planteado si me compensa. Es lo que hago y es lo que soy. Todavía no me he planteado otra cosa. Pero llegará un momento que habrá que derivar lo que sabes en otras cosas, es ley natural.

El profesional del mundo de la danza ¿nace o se hace?

Necesitas de las dos, porque sobre todo para la gente que sale ahora lo tienen muy difícil. Si no es algo absolutamente apasionante que digas que dejo todo por esto, no lo vas a hacer. Es que el día a día es tan difícil y tan duro, que si no crees que esto es imprescindible, no aguantas. Si no tienes esa actitud, siempre habrá alguien a tu lado que esté dispuesto a hacerlo. En este mundo eres muy competitivo contigo mismo y si en un momento dado tú no estás dispuesto a hacerlo el de al lado si lo está.

Pero luego te das cuenta que siempre tienes capacidad y tiempo para hacer otra cosa, que eres muy joven.

En un casting quiero que se me vea lo mejor de mí y lo mejor que tengo y no tanto que no se vea al de al lado. Es muy duro el dar lo mejor de ti en una hora, con nervios, sin tiempo… Una audición de danza es un ejercicio complicado.

También puede estar ahí el factor suerte. Es interesante hacer audiciones porque eso te da un bagaje y una visión que no tienes en la escuela, y eso te aporta madurez y experiencia.

 

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¿Personalmente qué cuidados necesitáis?

En mi caso soy de las afortunadas que nunca han tenido que hacer dieta. Pero siempre he comido bien, sano y variado. Dormir y estar descansado es importante. Pero eso sencillamente es comer y dormir bien. Y es muy importante no hacer tonterías.

Es verdad que en danza clásicas a veces han exigido estar muy delgada, pero no pasa tanto ahora.

¿Qué aporta la danza?

Primero empiezas a bailar porque te gusta o tienes la necesidad de hacerlo, de expresarte así, de conocer la técnica y aprender. Pero luego te das cuenta que eso se hace para algo, se hace para mostrarlo. En el momento en el que entiendes eso suele ser pronto, desde niño tienes el festival de curso, y sales al escenario. Lo escénico los tienes muy incorporado desde niño, le pierdes el miedo desde pequeño pero no llegas a conocer el motivo de por qué haces esto hasta más adelante. Hacemos lo que hacemos para el público, no hay ninguna duda. Lo que haces es para mostrarlo, para terminarlo fuera de ti.

A los demás les aportas poesía, magia, utilizar el pensamiento, ver que las cosas se pueden sentir y decir de otra manera. Las sensaciones son un lenguaje y no siempre nos comunicamos por palabras. La comunicación está en muchas cosas. Los que nos dedicamos a las artes escénicas estamos comunicando a todas horas. La gente que viene a vernos sin saberlo se va a casa pensando, es lo que tiene que suceder, que te ayuda a cultivar la sensibilidad.

¿Requiere que el público esté preparado?

Es importante que como público aprendas a ver, porque si no no puedes apreciar. Si te metes a ver algo que es muy complejo y conceptual eso te hará sentirte mal porque no lo entiendes, te generará unas sensaciones extrañas que no sabrás gestionar. Algo mal gestionado puede hacer que no vuelvas en mucho tiempo y simplemente es que no has sabido decodificar.

La educación en el público es importante y esa labor nos concierne a todos.

El público está muy mal acostumbrado, cree que no tiene que hacer un trabajo reflexivo, o activo como espectador. Y eso no es verdad. Lo más popular es ir al cine, y todo el mundo que va al cine después hace un ejercicio de reflexión y es lo mismo que tiene que surgir cuando sale del teatro. Pero muchas veces me dicen: ‘es que no sé qué tengo que pensar’ Pero si vas predispuesto a que no vas a entender nada y tienes que entender algo te haces un lío. Bien porque no tengas esa educación antes o bien porque no hayas tenido un hábito de ir al teatro con frecuencia y aprendas un poco a abrirte. El público es importante que se trabaje.

Estamos en un momento de dejadez en todos los sentidos. Tenemos que trabajar en condiciones muy precarias, en poco tiempo, el resultado final no es el óptimo porque todo lo demás no es el óptimo. Esto llega al espectador aunque sea de forma inconsciente.

¿Y para la gente que ahora empieza?

Actuar en un teatro fantástico y que no haya más de 20 personas. Recuerdo que hace no mucho vino al Teatro Principal Carolyn Carlson que es un icono de la danza contemporánea europea y mundial y estábamos 17 personas. Algo gordo falla. Y los estudiantes de esta disciplina ¿dónde están? Es como que no saben, como tienen todas las ventanas de fuera hacia adentro. Pueden verlo todo en internet y no ven nada. Tienen todas las ventanas a su alcance y eso les relaja, es inconsciente. No se dan cuenta que eres tú el que tienes que moverte. Ahora parece que como todo lo tienes a mano en cualquier momento puedes hacerlo pero nunca lo haces. Lo educacional tiene que estimular de otra manera.

 

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