Juako Malavirgen es artista, pero no un artista cualquiera. Se dedica a hacer reír a la gente guitarra en mano.
Xcar Malavida en su entrevista nos recomendó hablar con Juako por ser un humorista muy especial.
¿A qué te dedicas?
Desde 2004 me dedico a coger historias mías, las pongo en bonito en formato de canción de humor y se las cuento a la gente. No canto muy bien, no toco muy bien, no tengo una dicción muy buena pero la gente dice que se queda con las historias. Es un estilo que no se lleva tanto como el monólogo puro y duro, hay gente que lo hace que es una especie de canción de humor y luego entre canción y canción hace parones para hablar. Lo que, a lo mejor, me distingue de otra gente es que yo improviso mucho. Tengo repertorio pero luego en cada actuación improviso, siempre hay alguna persona que entra al trapo o justo esa semana ha pasado algo.
¿De dónde viene el nombre artístico?
Juako viene de Joaquín. En mi familia somos muy originales, yo soy hijo de Joaquín, que es hijo de Joaquín y de Joaquina, una originalidad… entonces en casa era muy complicado porque era «Joaquín ¿padre o hijo?» Y yo siempre quería un mote, y me pusieron Juako en la universidad (donde fui pero no estudié). Y luego Malavirgen era el nombre de mi grupo, que es una expresión muy de aquí, luego sales fuera y no lo entienden. Me ha presentado como Nalgavirgen, Jacobo, Jaime, Jaiko… en los periódicos he salido con todas las posibilidades.
¿Cómo comenzaste?
Empecé un poco en broma y de repente me di cuenta que me estaba ganando la vida con esto. No soy de esos que dice “mi sueño es…”, yo un día de pronto me di cuenta de que era artista. Empecé en el grupo de teatro de Jesuitas, “El Galvez”, que era un profe de Lengua y Filosofía, tenía su grupo de teatro y me picó el gusanillo y sí que me entraron los sueños estos de estudiar arte dramático pero nunca lo hice porque, claro, tenía que estudia una carrera seria… Luego aprendí a tocar la guitarra y me monté un grupo con los amiguetes. Hicimos veinte conciertos y éramos muy malos… ya me lo parecía entonces y ahora oigo grabaciones de estas de algún concierto y digo “¡Dios mío!” Pero por lo menos aprendí a tocar en público. Me gustaba el humor y siempre que escribía canciones les daba un rollo irónico, que cada vez fue desembocando más hacia el humor y en el grupo eso no gustaba, entonces yo metí en un cajón un montón de canciones. Un día cuando tenía bastantes dije “oye que voy a hacer yo un concierto con una guitarra en un bar” y ahí empezó todo. Me di cuenta de que vino mucha más gente y gustó mucho más que lo otro que hacía. Después el grupo se disolvió y yo seguí con esto y claro me di cuenta de que una empresa me llamaba para contratarme, me llamaban también para tocar en fiestas de pueblos… y me encontré trabajando de esto. No era mi intención.
¿Se puede vivir de esto?
Sí. Al principio la gente no te toma en serio, te intenta llevar por el buen camino, te busca trabajos… pero yo me di cuenta que a mí me gusta trabajar de esto, de lo mío. Me di cuenta de que ganaba en una actuación lo que ganaba en muchas horas en la empresa que trabajaba y encima sin madrugar y encima me no me gustaba el trabajo que tenía en la empresa, entonces pues claro… Pero claro esto se lo contabas a la familia y te decía “pero esto será sólo un año sabático, ¿no?” y yo les decía que no. Iba yendo a mejor y claro ahora la familia dice “oye pues llevas diez años, no llamas para pedir dinero, pues a lo mejor sí que funciona esto…”. Me da para vivir haciendo exactamente lo que quiero.
¿Cuántas actuaciones sueles hacer al año?
En el año de la Expo y hasta 2010, he llegado a hacer 200 actuaciones al año. Pero después he ido perdiendo en cantidad y ganando en calidad, quedándome con las actuaciones en las que realmente me siento a gusto. Esto suena muy bien, pero he tenido mucha suerte de poder elegir.
¿Cómo llevas que tu hobby se haya convertido en tu trabajo?
A veces eso no me gusta porque me gustaría ponerme a tocar la guitarra, como hacía antes, para desconectar. Ahora no, voy todo el día con la guitarra a cuestas. También me gustaba ir todo el día a los bares, y ahora, casi siempre, actúo en bares. Por eso ahora cuando tengo un fin de semana libre digo “¿qué hago? No me voy a ir al bar…”. Tienes que cambiar un poco las aficiones.
¿Y por qué aficiones lo has cambiado?
Pues no lo sé… por dormir, que es una cosa que cuando trabajaba no podía porque claro me gustaba ir de bares y después a las siete y media arriba. Ahora duermo, que es una cosa que me gusta mucho. Hago cosas relacionadas con la creación, por ejemplo, con Xcar estoy preparando mi segundo tebeo. También estoy ayudando a una sala en la que actúo. Les ayudo a manear la programación cultural, que es una cosa que me gusta también. Y echar de comer a los patos… me voy a río y le echo pan duro a los patos.
¿Cómo organizas tú trabajo?
Yo soy muy desorganizado, la cosa surge. A lo mejor ahora mismo algo que os he dicho me da una idea para una canción, me lo apunto en el móvil y cuando llegue a casa me pongo con ello. No me planteo las cosas, digamos que me apunto en una lista las cosas pendientes y según me dé, voy haciendo. No me planteo cuándo tiene que salir una canción nueva o un monólogo nuevo.
¿Qué recuerdas con más ilusión de estos diez años?
Momentos buenos…muchos. A mí me gusta mucho acabar una actuación y que alguien me diga “venía del trabajo enfadado y tú me has hecho reír” o “justo has dicho una cosa que me pasa con mi novia o con mi madre” o irte a un pueblo a actuar y que una abuelica que está en primera fila, que parece que no se está enterando de nada, te dé unos besos que parece tu propia abuela. Me quedo con conocer a la gente. Es un poco el rollo del trovador medieval, igual luego ni se acuerdan de tu nombre pero se quedan con una canción o con un chiste, y eso es lo que me gusta a mí. Es la diferencia entre la música moderna y la popular, la popular ya no tiene autor pero las melodías las recuerda todo el mundo.
¿Cuál has sido la actuación más extraña que ha hecho?
He hecho de todo… Actué en la cárcel de Zuera pero eso es una cosa que nos pasa a todos porque en la cárcel de Zuera hay un personal súper eficaz y montan siempre actuaciones y actividades. Yo creo que prácticamente todos los artistas de Zaragoza hemos pasado por esa cárcel. Fue un bolo duro porque la primera vez tenía como público a gente que estaba estudiando castellano, a ver cómo haces para que pillen los juegos de palabras…
También he oficiado bodas, he hecho de juez de paz. Se han ido a casar al juzgado y después yo les he hecho la ceremonia.
Este verano pasado cumplí uno de mis sueños, que fue actuar en un remolque. Era un remolque de los años 30, que lo traía un tal “rata muerta”. Yo me he criado prácticamente en un pueblo y esto era algo que me hacía mucha ilusión.
¿Cuál crees que es la clave de tu éxito?
Que la gente se ríe. La risa es atemporal, el humor le gusta todo el mundo. El humor tiende a no tomarse en serio pero al final en el humor si se ríe la gente eres bueno, si no, NO. La risa es espontánea. Yo creo que esa es la clave del éxito, que no puedes engañar.
Juako Malavirgen – http://www.malavirgen.com/ – https://www.facebook.com/pages/Juako-Malavirgen/60044506072– https://twitter.com/JuakoMalavirgen